El Vena, cantinero de cuba.
'Ahora estoy bien, y no estoy malamente'.
Nacido en Portada Alta, iniciado al cante en los restaurantes Carihuela, pasando el platillo después de cantar y dar las gracias, Eduardo Chamorro, que así se llama aunque media Málaga no le ponga nombre pero sí rostro, creció con el flamenco dentro, en las venas que hoy muestran más de una batalla con la vida, consigo mismo y con la droga.
El rock&roll, más que un estilo musical, es una actitud, y Eduardo la lleva dentro. Una vida ganada (y casi perdida) en la calle, una sobredosis de vodka y éxtasis que le llevo al coma y posterior rehabilitación, y una voz que, aunque parece que quiebra, nunca llega a romperse. Como el mimbre. Como el aire.
Ahora, otra prueba más de que el sistema controla qué tradiciones mostrar y cuáles ocultar, terrazas como El Pimpi, rehusan de su presencia y su cante espontáneo, primando el servicio rápido al turista de turno, en lugar de mantener viva la tradición flamenca que, según dicen, profesan. Nos permitimos dudarlo.
A ti Eduardo, nuestra admiración y respeto.